Nota aclaratoria: Este blog y la distri terminaron hace años por pertenecer exclusivamente a Jaime Sanchez Martínez, perpetrador y perpetuador de varias agresiones machistas a diferentes personas en el Estado Español, por eso desde aquí se insta a la retirada de cualquier material editado y/o escrito por la misma.

¡Boikot al anarcomacho! ¡No más cobertura a actitudes patriarcales ni a machistas infiltrados!

lunes, 24 de octubre de 2011

EL SÍNDROME DEL/DE LA ULTRAMILITANTE

Este texto se ha extraído del fanzine "Okupación: más que 4 paredes".

Hay personas que poseen una mayor capacidad a la hora de proponer acciones y de actuar, que disfrutan como nadie repartiendo folletos, pegando carteles o dando charlas; y a veces da la impresión de que cuanto más se repitan estas acciones, antes se conseguirán los fines propuestos, pero no hay que caer en el militantismo.

Las cosas debemos de hacerlos porque queremos, disfrutamos y creemos que vamos a conseguir algo positivo a cambio, pero si con el paso del tiempo comenzamos a hacer las cosas por inercia y sin reflexionar sobre ellas (panfleto, cartel, manifestación, acción, panfleto, pegatina, concentración, acción, panfleto…) Es posible que estemos cayendo en la rutina del/de la activista y que hagamos las cosas “porque hay que hacerlas” o “porque siempre se han hecho así”, sin pararnos a pensar en nuevas formas de actuación cada vez más necesarias en este sistema que avanza a pasos agigantados y sin cuestionar la eficacia de nuestras acciones.

Hay quien no dispone de tiempo en su vida cotidiana para descansar, alimentarse correctamente, hacer deporte, viajar, tener algún hobby, estar con lxs amigxs, leer, etc… ya que dedica su vida por completo a la causa revolucionaria (y más cuando se trabaja asalariadamente).

Cada unx puede hacer con su vida lo que considere más oportuno, pero en las ocasiones en las que se cree que es más importante una pegada de carteles que el que un/a amigx esté depresivx o que tus compañerxs te den la espalda porque no quieras ir a una asamblea, habría que preguntarse ¿qué es lo que estamos creando? Y ¿si el fin justifica los medios?

Quizás, lo más revolucionario que hagamos en la vida sea vivir la revolución en nuestro día a día, así que vivamos algo que merezca la pena y no un continuo estrés por no llegar a ningún sitio, mientras construimos algo muy parecido a lo que combatimos.