Muchas
veces cuando se crea un CSO se intenta contactar con lxs vecinxs y
llegar a la gente. Hay quien lo hace de forma sincera y hay quien
cree que ganándose al vecindario podrá conseguir apoyo ante un
posible desalojo, haciendo de la relación vecinal un uso puramente
interesado y poco honesto.
La
primera barrera la ponemos nosotrxs al no incluirnos como vecinxs,
haciendo una separación desde el inicio entre un ellxs y un
nosotrxs. A pesar de esta primera separación hay gente que por
curiosidad se acercará al CSO, para saber que se hace, las personas
que lo habitan y si algo pudiera interesarle.
A
veces ideamos actividades promocionales entre el vecindario, es
decir, talleres que hacemos para intentar atraerles y no porque
queramos hacerlos. No creemos que cualquier persona podría
interesarse por lo que hacemos, de querer estar con nosotrxs tal y
como somos, sin necesidad de enmascararnos con actividades lúdicas o
buenas palabras. Además parece que con lxs vecinxs podemos transigir
más, podemos pasar algunos ideales por alto con tal de hacer que
sean nuestrxs aliadxs.
Por
otro lado, a la vez que ponemos buena cara al vecindario, hacemos
fiestas y conciertos ruidosos molestándoles. Tirando por la borda
cualquier intento de acercamiento, aparte de ser una falta de
respeto al sueño y descanso de lxs demás.
Así
lo que parece es que sólo queremos relacionarnos con el exterior por
interés: apoyo ante un desalojo, quedar bien ante lxs demás,
usarles de justificación de que tu proyecto es abierto y cabe mucha
gente. Pura fachada, cuando en realidad la vida y problemas de esas
personas llamadas vecinxs no importan para nada. A la hora de hacer
fiestas o conciertos debemos mirar un poco a nuestro alrededor y ver
que hay gente que necesita descansar. Quizá si nos acercamos a la
gente de forma sincera sería todo más fácil.